Tuesday, September 02, 2008

Iterama, un parque en OFF

LA ESCALA URBANA

"Nuestra insistencia en destacar estos aspectos conceptuales en la construcción de una imagen visual de la ciudad puede parecer exagerada. Al fin y al cabo se trata de un estudio de imágenes y no de un tratado de geometría. El urbanista ya sabe que debe trabajar con un escalímetro para reproducir la planta de una ciudad, sin este instrumento le sería imposible mantener las proporciones y las semejanzas entre el objeto y su modelo. La construcción de una maqueta, en particular, es una tarea sumamente instructiva pues permite a su autor tomar conciencia de una serie de relaciones que se pierden en las grandes dimensiones del espacio urbano real y se recuperan en una escala reducida. Para el arquitecto o el urbanista, los cambios de escala aparentemente no plantean mayores problemas, es más, gran parte del entrenamiento de estos profesionales está dedicado a la manipulación de las diferentes escalas. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas; es preciso, ante todo, que las figuras del objeto y del modelo sean semejantes y para ello se debe tener la certeza de que las propiedades geométricas que interesan se mantienen invariantes en cualquier escala. Se supone por ejemplo, que si varía el tamaño de un círculo por ampliación o reducción esta transformación geométrica no alterará la relación entre la circunferencia y el diámetro, que será siempre igual a ¹. Esta condición empero, se satisface sólo en una geometría euclidiana. El grupo de transformaciones geométricas por semejanzas es característico de la geometría de Euclides. En la simple construcción de una maqueta se presupone, por consiguiente, un espacio de curvatura nula y se excluyen todos los espacios de curvatura positiva o negativa.

¿Qué pasará si pedimos a un urbanista que represente el sector de la ciudad que mejor conoce mediante un dibujo o una maqueta sin usar el escalímetro? Es evidente que cometerá una serie de errores pues le será imposible mantener las proporciones exactas de los elementos urbanos en las escala reducida. En otros estudios (8) hemos podido poner en evidencia que estos errores no son arbitrarios y que las deformaciones son sistemáticas. Por ejemplo, observamos que el ancho de las calles se sobrestima, la altura de los edificios se reduce, las plazas se contraen y las calles se acortan. Estas deformaciones varían con la edad y con el grado de entrenamiento del individuo, pero ni los más destacados urbanistas y arquitectos son capaces de construir una maqueta totalmente libre de las deformaciones anteriormente mencionadas. ¿Qué tiene esto que ver con el problema de la imagen espacial de la ciudad? Pues bien, nos confirma ante todo que nuestra insistencia en los aspectos geométricos abstractos no era inútil. La maqueta más simple y el plano más elemental presuponen el grupo de semejanzas. Pero este grupo es propio de la geometría de Euclides y los niños sólo logran razonar sobre conceptos euclidianos a partir de los 9 a 10 años aproximadamente. Los grupos de congruencia, que no alteran la escala, pueden ser más precoces pero entender que dos figuras no congruentes pueden ser semejantes exige una construcción mental más elaborada, como ha sido demostrado por Piaget, Inhelder y Szeminska (3). Esto significa que el niño pequeño no comprende necesariamente que existe una semejanza geométrica entre su maqueta y la realidad. Lo que hace inicialmente es una construcción simbólica donde lo que prima es una relación de significante/significado, y no una correspondencia física. No está demás decir que este aspecto simbólico de la construcción infantil es una de las constantes en toda imagen mental, incluso en el adulto. Un bloque de madera representa un edificio, un pedazo de cartulina verde representa un jardín, etc. Los pedazos de madera o de cartulina son los significantes, sus significados son las casas y los jardines, la maqueta es ante todo un símbolo y no solo una reproducción en escala reducida de un espacio físico. Posiblemente de esta función simbólica derive gran parte del contenido lúdico de las tareas que hemos propuesto. Jugar con objetos en miniatura, muñecas, soldaditos, es una de las grandes satisfacciones de los niños de todos los países (si a ello agregamos los modelos reducidos de aviones, trenes, barcos y automóviles comprobaremos que la satisfacción se prolonga hasta la edad adulta). La miniaturización es siempre atrayente y las maquetas de la ciudad configuran un juego más. Por eso nuestro método para investigar la organización de la imagen de la ciudad a través de maquetas ha tenido tanto éxito con individuos de todas las edades. Este dato no es psicológicamente despreciable pero volvamos a los problemas geométricos. ¿Qué derecho tenemos para afirmar que estamos estudiando la imagen urbana real si sólo estamos investigando la organización de la imagen urbana en miniatura ? La pregunta merece una consideración detenida.

En primer lugar, hemos afirmado que sin el uso de instrumentos de medida es imposible construir un modelo reducido "semejante" al objeto real. Al reducir la escala se produce inexorablemente una serie de deformaciones. La miniatura, por así decirlo, tiene sus leyes propias, pero a nosotros nos interesan las leyes del espacio urbano real y no las leyes de la maqueta; suponemos que estamos haciendo una investigación sobre la imagen mental de la ciudad y no sobre la imagen mental de su modelo en escala reducida. Además, si el grupo de semejanzas no funciona espontáneamente, nada nos asegura que el modelo reducido "represente" el objeto deseado, en este caso un espacio urbano particular. La técnica que empleamos no parecería pues apropiada a los objetivos explícitos de este estudio.

Nuestra respuesta a estos interrogantes es la siguiente. Fue preciso ante todo investigar los modelos reducidos para encontrar las deformaciones citadas. Nadie hubiera podido predecir estas deformaciones sin realizar los experimentos, lo que nos permite inferir que la actitud tradicional era ingenua respecto de la estabilidad y coherencia de la imagen urbana. En efecto, ¿no será que nuestra imagen mental está muy lejos de ser una representación estable y coherente, puesto que apenas la ponemos a prueba mediante procedimientos objetivos, como ser la construcción de modelos o el dibujo de planos, aparecen con claridad algunos aspectos y desaparecen o se desfiguran otros? Pero ello había pasado desapercibido hasta ese momento.

Además, la imagen urbana varía de la niñez a la edad adulta porque no puede permanecer aislada de toda la evolución cognitiva. La frecuencia y la complejidad de los desplazamientos por la ciudad aumenta naturalmente con la actividad del individuo, la percepción y la memoria se desarrollan constantemente y múltiples experiencias se integran en el repertorio de los hechos vividos. Los dibujos y las maquetas de la ciudad construidas por un niño difieren claramente de los producidos por el adulto, y sin embargo en ningún caso hemos encontrado deformaciones métricas que sean opuestas a las que se observan en el adulto. Pueden ser más exageradas pero nunca del signo contrario, las calles son siempre demasiado anchas y los edificios más bajos. Es decir que el proceso de miniaturización provoca el mismo tipo de deformación en todas las edades. La reducción de la escala urbana en las maquetas es por consiguiente un procedimiento confiable para investigar cómo evoluciona la imagen de la ciudad con la edad.

Debemos mencionar, al pasar, que tampoco el ser humano es capaz de mantener las congruencias geométricas cuando se trata de grandes espacios. Cuando se pide, por ejemplo, una reproducción en escala 1:1 de la superficie de una plaza por medio de estacas perimetrales en un campo, se observa que la congruencia desaparece entre el objeto y su modelo. A partir de superficies mayores de 2000 m2 se produce una subestimación general del tamaño (9), mayor en los niños que en los adultos (10). Por lo visto, todos los procedimientos geométricos de reproducción, por semejanza o por congruencia de un espacio urbano dan lugar a deformaciones sistemáticas en el modelo. La métrica urbana objetiva no coincide con la métrica urbana subjetiva, la ciudad no coincide con su imagen. En otro lugar (8), hemos intentado enunciar algunas leyes de correspondencia entre los dos niveles, en éste nos ocuparemos exclusivamente de los aspectos cognitivos y evolutivos."

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